Llegué a mi sueño tranquilo...
caída lenta a junto a mis deidades.
Encontré en algún lugar
algo para despertar.
Gritos en el suelo
el cuerpo bañado en rojo.
Las palabras son fantasmas,
intrusos a esta ocurrida realidad.
Ya no interesa revivir ni morir
es sólo cambio de lugar y tiempo.
Después de vagar en onirismo
sólo me quedo como vagabundo.
El cielo cambia nombre y cuerpo,
mas la esencia se agota a cada despertar.
mayo 09
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2 comentarios:
la esencia es la trampa de los que venden templos donde guardar un alma...
Salud con cerveza helada ¡¡
Ya ratos de no pasar mano, pero como siempre buenos escritos.
saludos,
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