martes

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Llegué a mi lugar de intentos de descanso. Hay leves cambios, la red que encontraba sueños está rompiéndose rápidamente... las plumas se vuelven escasas y débiles. Los cigarros no los mojaron, aún están intactos. Todo está casi igual por lo demás, qué puedo esperar de la rutina de la ausencia...? Rebotando veo las letras que forman la respuesta que busco hace tanto. Formo palabras. No hablo desde un poco más de mil años. Los anagramas son cada vez más incoherentes a la pregunta que está en punto de olvido. Formo otra frase y otras palabras se desvanecen, al mismo tiempo emerge de lo oscuro un espejo en donde me reflejo rojo y agonizante. Estoy con diminuto miedo incomodando mis movimientos. Disturbio entre ojos y tétricos sonidos que forman dudas en cuanto a si atacar o simplemente sacrificarse en honor a lo semejante de mi vista. Me recuesto ahora en vacío y se nota que ya no hay rostro en el cuerpo del personaje mandado a morir durante el arribo a el despreciado inicio.



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4 comentarios:

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Al final descubriré la magía de los números. Dame tiempo y verás.

Genial lo de "No hablo desde un poco más de mil años."

El Bosco dijo...

¿Falta el rostro o el cuerpo?. A ver si las dos cosas se quedaron rotas en la rutina de la ausencia.

Unmasked (sin caretas) dijo...

la rutina de la ausencia, nada tiene mas peso, nada es mas vacio que eso

besossssss

y cada vez me miras mas duro vos..mmm

petra

Gladys Ames dijo...

un placer leerte... hace tiempo no pasaba por aki.. me encanto lo de este post:) un abrazo:)

-Gladys Ames-

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